El libro crea vínculos que la tecnología nos ha permitido mantener

Un día se puso en contacto conmigo una chica que no había ido nunca a la librería, pero que alguien le había comentado el tema de las videollamadas. Estaba deprimida por la situación. Nos pidió recomendaciones de libros que le ayudaran a superar lo mejor posible la cuarentena. Pues hace unos días se acercó a la tienda y me contó que le gustaron tanto los libros que vino desde lejos para darnos las gracias. El libro crea una serie de vínculos que, gracias a la tecnología, nos ha permitido que se mantengan”,

Ingrid Acebal, propietaria de la librería Panta Rhei, nos ha contacto anécdotas como esta que ilustran cómo su negocio ha tenido que reiventarse para hacer frente a los meses más duros de la pandemia. Al tiempo que el apoyo de la gente ha sido incondicional.

Esta es la segunda historia de los tres comercios que forman parte de la campaña #DondeComprasImporta, dónde ya hemos conocido la de Laura Martínez, propietaria de Peseta.

 

 

 

 

Echemos la vista atrás, a marzo y abril, cuando pasábamos los días en casa y nuestras salidas a la calle estaban limitadas a la compra de productos básicos. Seguro que a todos nos viene a la mente el tiempo muerto que, llegados a un punto, ya no sabíamos con qué ocupar. Es por eso que, en muchos casos, los libros se convirtieron en nuestros grandes aliados para dejar llevar nuestra mente a lugares y momentos imposibles de llegar en ese momento.

En Panta Rhei, una librería de barrio con mucho encanto, conscientes de lo importante que puede ser un libro para superar momentos como el que tuvimos que pasar, decidieron reinventarse para que en los meses de confinamiento no faltara un libro a nadie: “Como la gente no podía venir a la tienda. Nosotras, a puerta cerrada en la librería, empezamos a coger citas y a atender a lectores a través de videollamadas, desde la mañana a la tarde”, recuerda Ingrid, dueña del local.

Y fue entonces cuando se dieron cuenta de que los clientes les apreciaban. Muestra de ello es que día tras día daban citas a personas que no reconocían por su nombre, pero cuando empezaba la videollamada y les ponían cara, eran muchos de los clientes que antes de la crisis habían estado ahí. Durante la pandemia, estas personas les han apoyado más que nunca. “Al final, gracias a la digitalización, más que recomendarles libros, nos dejaban entrar en sus casas”, nos cuenta Ingrid.

 

 

Leer libros, al final, es un ocio que disfrutas tu solo en tu casa. Por eso, ven increíble cómo a distancia, “podíamos seguir teniendo ese trato con el cliente capaz de permitirnos conocer lo suficiente a una persona con la que jamás habíamos tenido contacto para recomendarle el libro que necesitaba, enviárselo y cobrárselo. Es una maravilla, estamos muy agradecidas”.

En cuanto al futuro, se muestra contenta. Iniciativas como la de Visa de  #DondeComprasImporta para fomentar la compra en comercio local, cree que ha permitido que la gente se conciencie mucho más con la importancia de ayudar a los pequeños y medianos comercios. “Antes no oías ‘compra en comercio local’, el de tu barrio; antes era la excepción y ahora es la regla. Es recurrente y maravilloso”.

Es por eso que concluye afirmando que ahora, más que nunca, y sobre todo de cara a una de las Navidades más complicadas que recordamos, todos nos tenemos que ayudar. “Yo tengo que ir a consumir a un pequeño comercio local, restaurante local,… es el bienestar de tus vecinos. De esas pequeñas cosas, todos podemos ir a mejor. Eso solo se logra si todos nos apoyamos en todos, o sino es imposible”.